22 noviembre, 2024
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“La lealtad no es solo un recuerdo de un día; es una práctica de todas las horas”

Por Eduardo Javier Niella

El 17 de octubre, “Día de La Lealtad”, ya no es una celebración acotada a las glorias de nuestro Movimiento. La fecha es nuestra, pero ya no nos pertenece con exclusividad.

Está abierta a todos los argentinos que sienten a la Nación como un conjunto de valores centrales de la existencia: lealtad, solidaridad, fraternidad, filosofía comunitaria de la vida, vocación de participación política, sentido del compromiso militante.

Hace 74 años que miles de hombres y mujeres fundaban junto a Juan y Eva Perón en las calles, con pacífica y torrencial alegría, una Nueva Argentina que reivindicaba a la Justicia Social y celebraba un contrato con la dignidad humana.

Nacía con esa jornada un país asociado a un modelo industrial de desarrollo, basado en la autonomía nacional, en la democratización de las prácticas políticas, en el surgimiento avasallador de los derechos sociales y en la redistribución del ingreso y la riqueza.

Ese día un Perón conmovido se reconoció desde los balcones de la Casa de Gobierno, ante una Plaza histórica como “el primer trabajador argentino” y se sintió definitivamente parte inescindible de ese Pueblo que lo acompañaba. La fina sensibilidad de Scalabrini Ortiz eligió una metáfora incomparable: esa muchedumbre era “el suelo sublevado de la Patria”.

La escena de “las patas en la fuente”, que con los años se transformó en nuestra seña de identidad profunda: cabecitas y descamisados pedían en la epopeya del 17 un lugar bajo el sol de la historia.

Se abrazaron quienes en las calles se reconocieron espontáneos hermanos de causa, de ideales postergados y de sueños robados.

Aquel día mitológico los peronistas le pusimos alma y cuerpo a la política. Por eso hoy queremos generosamente compartir con todos los argentinos: la fecha que es nuestra, pero que ya no nos pertenece con exclusividad.

Los trabajadores argentinos supieron ese día que ante las adversidades los puentes se cruzan, las distancias se caminan y los derechos se conquistan.

Ellos rescataron al Coronel Perón de una prisión palaciega y le abrieron junto a Evita las puertas de la esperanza. Por eso aquel 17 de octubre de 1945 los peronistas incorporamos para siempre la palabra “lealtad” al diccionario político nacional.

Hoy nos unimos en un solo abrazo con quienes ayer fueron los protagonistas de aquella jornada, junto también a quienes continuaron como sus derivaciones históricas, prolongadas en nuestros días en las nuevas generaciones que estamos construyendo el país del tercer milenio.

Sepamos que juntos podemos mirar al 17 cada vez que el desencanto de la política se meta en nuestras pieles y que los cantos de sirenas posmodernas nos lleven a la fácil tentación del desánimo, fuente segura de deserción cívica.

No importan nuestras identidades políticas. Si sabemos mirar juntos al 17 de octubre, allí estarán como una memoria que no se rifa, como una historia que no se entrega, las columnas obreras marchando desde Berisso, Ensenada, los miles de hombres y mujeres acudiendo a la plaza de los sueños desde los barrios pobres de la ciudad hasta entonces dormida.

Y en esa marcha de la historia encontramos una lección sabia para estos y otros días que vendrán: el valor social del compromiso, la vigencia de la lealtad, el sentido de la mística y la epopeya, componentes imprescindibles para que la política se rencuentre con el Pueblo y con su sentido profundamente transformador de la vida social.

De ahí entonces que recogiendo el mandato histórico de Juan Domingo Perón en aquel 17 de octubre: “…Recuerden, trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa patria, en la unidad de todos los argentinos”.

Lo retomamos hoy junto al legado de Néstor Carlos Kirchner:

“Tenemos que lograr como dirigentes políticos, salir de esa vieja cultura de la política donde primero está la rosca de los amigos y después está el país, la localidad, la provincia. Claro que no es tarea fácil, porque seguro que atrás nuestro siempre vienen algunos con esa vieja historia, creyendo que van a poder repetir esa vieja cultura. Pero si nos animamos vamos a lograr que aquellos que hicieron de la política una práctica profesional, definitivamente vuelvan a sus casas. La política nunca puede ser un club de amigos, la construcción de un país no puede ser un club de amigos, la construcción de un país es la participación de los jóvenes, los viejos y los de la mediana edad, que son patriotas, que levantan la bandera, que levantan el escudo, que se toman con fuerza y corazón de argentinos, para hacer un país mucho más justo y más grande, ése es nuestro camino”. (Balcarce, 21/07/2005).

Y así con la conducción de Cristina Fernández de Kirchner:

“Yo estoy absolutamente convencida de que uno de los desafíos más importantes es volver a discutir ideas, dejar de lado la descalificación o el agravio, porque, en definitiva, estoy convencida de que quienes agravian, descalifican o insultan lo hacen porque no se les cae una sola idea para debatir como propuesta alternativa. Y este es el gran esfuerzo que tenemos que hacer, la gran responsabilidad que tenemos: la de no contribuir a esa feria de vanidades, la de no contribuir a ese festival de insultos o descalificaciones. Porque el peronismo, y para rendir un homenaje a ese 17 de octubre, nació como sentimiento pero fue y es una de las ideas más potentes en cuanto a ideología -para que se horrorice algún intelectual- que hemos tenido en toda nuestra historia.” (La Plata, 17/10/2009).

Entonces desde la memoria histórica podremos hacer realidad que: “LA LEALTAD NO ES SOLO RECUERDO DE UN DÍA; ES UNA PRÁCTICA DE TODAS LAS HORAS”.