Debate 2019 ➢ Se profundiza la grieta entre Fernández y Macri
El segundo debate presidencial dejó una vez más sobre la mesa la profunda polarización que sigue dominando el escenario político y social. O la Grieta, en palabras más sencillas. El presidente Mauricio Macri y Alberto Fernández estuvieron en el escenario de la Facultad de Derecho, uno al lado del otro, pero más distantes que nunca.
Macri se dirigió siempre a Fernández llamándolo como “Ellos”, por su alianza con Cristina Kirchner, mientras que Fernández empezaba casi religiosamente sus palabras dirigiéndose directamente al Presidente para criticarlo. Está claro que el debate fue mucho más caliente que el de Santa Fe, dentro de las limitaciones de su formato. Sobre todo cuando se habló de corrupción y de pobreza.
Los otros candidatos, Roberto Lavagna, José Luis Espert, Juan José Gómez Centurión y Nicolás del Caño, trataron de buscar su lugar dentro de la polarización que marcó el debate. Solo Espert logró romper con esa tendencia cuando le preguntó al ex jefe de Gabinete si “¿no vio nada o fue cómplice?” de la corrupción kirchnerista.
Quizás por el tono de Espert, esto pareció molestar y mucho a Fernández, más que los dichos de Macri. Le contestó: “Cuando tuve diferencias me fui” (del gobierno) y “no tengo nada que ver con la corrupción”. Aunque nada dijo de lo que ocurrió.
“Lo peor de todo es que lo voy a tener que escuchar dentro de tres semanas. Diciéndome ahí más cosas, espero estar ganándome el cielo de por vida”
Mauricio Macri
Luego, contraatacó a Macri y le dijo que cuando se vaya del gobierno lo va a hacer con más de 100 causas en la justicia y que le puede dar clase de decencia. Y también involucro a Franco Macri, el padre del presidente, en hechos de corrupción, lo que molestó y mucho al jefe de Estado dentro y fuera del escenario, como pudieron observar quienes vieron cruzarse a los dos candidatos.
A partir de ese momento el mal clima entre los dos quedó a la vista. Macri le dijo a Fernández que “es difícil creer que no vio nada. Imposible de creer”. Y esto fue una constante. Los dos se trataron de mentirosos, con distintas palabras. Macri y Fernández se la pasaron diciendo que no se parecen en nada, lo que se cae de maduro. Pero usaron ese latigillo para dar pie a las críticas y chicanas.
Por otra parte, quedó en claro que Fernández pareció sentirse incómodo cada vez que se le pedía explicaciones por la corrupción del kirchnerismo, que la tiene a Cristina Fernández procesada en múltiples causas y con pedidos de detención.
Si bien es cierto que a Fernández no le gustó hablar de la corrupción K, también está claro que el punto débil de Macri fue cuando le tiraron los números de la economía, sobre todo la pobreza. En este marco, Espert le puso el toque de humor/ironía cuando dijo que Macri y Fernández “deberían abrazarse y hermanarse” porque los dos aplicaron cepo, default de la deuda y congelamiento de precios.
“Le dedicaron mucho tiempo a mi índice, que solo marca errores y señala inconductas. Sería bueno que nos ocupemos del índice de pobreza y de inflación”
Alberto Fernandez
Espert, entre sus propuestas, volvió a manifestarse a favor de dos temas polémicos como las reformas laboral y previsional y le fue una vez más con los tapones de punta a los sindicalistas a los que llamó “corruptos y delincuentes”. Lavagna, mientras tanto, volvió a mostrarse algo incómodo con este formato de debate y tuvo un “bache” al comienzo del que le costó recuperarse. Pero volvió a presentarse como el camino del medio entre el gobierno y la principal fuerza de oposición y se apoyó en lo que se siente cómodo: la economía.
Gómez Centurión se adaptó bastante más al cumplimento del tiempo en este segundo debate y por momentos su discurso, si bien con otros matices, pareció transitar el mismo que Espert. Del Caño volvió a cuidar el voto de izquierda que es llamado por algunos sectores del kirchnerismo y repartió sus críticas a Macri y Fernández, sobre todo cuando habló de la inseguridad y la represión.
En definitiva, los candidatos parecieron sacarse un peso de encima con estos dos debates. Solo el paso de los años hará que este sistema termine de ser asimilado por la dirigencia política y pueda ser enriquecido en su formato. Aunque Macri no dio nada por cerrado. Está convencido de que habrá segunda vuelta y que en tres semanas volverá a escuchar a Fernández en un debate presidencial.