Arcando participó del aniversario de la Base Aeronaval Río Grande
El vicegobernador, Juan Carlos Arcando, acompañó la ceremonia castrense de los 70 años de la creación de la Base Aeronaval Río Grande “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur” y encabezó el acto junto al Comandante del Área Naval Austral, Contralmirante Eduardo Antonio Traina y a las autoridades de la Aviación Naval.
La histórica Base Aeronaval Río Grande (BARD por su acrónimo militar) el pasado jueves cumplió 70 años de vida y lo conmemoraron con una ceremonia encabezada por el Vicegobernador de la Provincia y Presidente de la Legislatura fueguina, Juan Carlos Arcando, el Comandante del Área Naval Austral, Contralmirante Eduardo Antonio Traina, el Comandante de la Fuerza Aeronaval Numero 3, Capitán de Navío Aviador Naval, Daniel Raúl Tricerri y el Jefe de esta emblemática unidad de la Armada Argentina, el Capitán de Fragata Aviador Naval, Luís Matías Arbini.
Además de las autoridades mencionadas, acompañaron el acto el Comandante de la FAIA, Capitán de Navío IM, Gabriel Terza; los comandantes del BIM N° 5 y BIM N° 4, Capitán de Fragata de IM Román Gustavo Francisco Morelli y Capitán de Fragata de IM Agustín Luís Pons, respectivamente; además de autoridades de distintas fuerzas de seguridad como Prefectura Naval Argentina y Prefectura Naval Río Grande.
Cabe destacar también el acompañamiento de autoridades de la Municipalidad de Río Grande, del Diputado Nacional e Intendente electo, Martín Pérez y del Cónsul General de Chile en Río Grande, Ministro Consejero Francisco Fuenzalida Lizana, combatientes de Malvinas de Río Grande y de Ushuaia, ex integrantes de esta base, autoridades de distintas instituciones, asociaciones y vecinos en general.
“Como hombre de la Armada me siento muy orgulloso de acompañar el aniversario de esta Base Aeronaval que tiene mucha historia en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y es parte de la comunidad de Río Grande”, resaltó el vicegobernador Arcando y agregó que “desde esta base salieron los pioneros antárticos que llegaron con sus aviones al Polo Sur, también los pilotos de combate que se batieron heroicamente en los cielos del Atlántico Sur defendiendo la Soberanía de Malvinas y de esta Base Aeronaval partió el avión que diviso las primeras balsas de tripulantes del Crucero ARA “General Belgrano”.
En tanto el parlamentario nacional dijo que “hoy acompañamos el acto oficial por el 70° aniversario de la Base Aeronaval Río Grande ‘Pioneros Aeronavales en el Polo Sur’. Una institución que forma una parte constitutiva en la historia de nuestra ciudad, y que ha cumplido un rol fundamental durante la gesta de Malvinas”, resaltó Martín Pérez.
En su discurso, el Capitán Arbini recordó que “en febrero de 1933, hace ya 86 años, el entonces Capitán de Fragata Marcos Zar intentó cumplir la difícil misión de trazar una ruta aérea entre Buenos Aires y la lejana isla de Tierra del Fuego”.
“En el último tramo de su entusiasta travesía, despegó de Río Gallegos con rumbo a Ushuaia; pero al llegar a la zona cordillerana, las adversas condiciones meteorológicas lo obligaron a virar hacia el norte en procura de la entonces pequeña comunidad de Río Grande”.
“Las autoridades y vecinos que seguían atentos la epopeya a través de las comunicaciones radiotelefónicas, y previendo un eventual aterrizaje, improvisaron en el medio del campo una precaria pista, allanando el terreno y prendiendo fogatas. Minutos más tarde, el monomotor Vought-Corsair R-61 aterrizaba airosamente en la actual esquina de Belgrano y Almafuerte. La novel ciudad de Río Grande, con apenas un poco más de una década de fundada, recibió el primer avión de la Armada Argentina que se atrevió a cruzar el inhóspito umbral que separaba el continente con el lejano archipiélago fueguino”.
El Jefe de la Base Aeronaval mencionó que “ese día se leyó el periódico en estas latitudes al mismo tiempo que lo hicieran los lectores porteños, en lugar de esperar meses como era lo habitual. Ese notable hecho fue la línea de partida de los acontecimientos que fluyeron hacia la creación de esta base aeronaval”.
Relató el Capitán Arbini que “en 1937 la Sociedad Anónima Ganadera Argentina Menéndez Behety donó las tierras, y se inició la construcción de un pequeño destacamento. Aviones con anclas pintadas en sus alas, empezaron a brotar en el horizonte, perturbando el monótono sonido del viento con el rugir de sus motores”.
“Aeronaves DC3 y DC4 (Douglas) de transportes aeronavales acortaron las distancias, y el puente aéreo comenzó a torcer el paradigma del desarrollo económico y social del territorio. Finalmente, el 26 de octubre de 1949 el destacamento se convirtió en Base Aeronaval. Desde aquí la Armada contribuyó con el desarrollo estratégico de la zona austral y la presencia soberana en el continente blanco”, recordó.
“En febrero de 1952 –continuó el Jefe militar- dos aviones Catalina (hidroaviones PBY-5) realizaron el servicio aeropostal a las bases antárticas, registrando el hito de la aviación mundial al realizar el primer vuelo intercontinental con descenso en la Antártida”.
“A comienzo de los años 70, las cubiertas ya no levantaron más polvo en cada aterrizaje. La tierra se convirtió en 2.000 metros de concreto; el aeródromo se liberó al uso público y los Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas acotaron aún más los espacios geográficos con el resto del país”, agregó.
“Durante décadas, el personal de esta base brindo servicios aeronáuticos, de pista y meteorológicos, manteniendo abiertas las puertas de entrada y salida a la provincia, con el esfuerzo anónimo y sostenido que templa el espíritu curtido de la gente de mar. Este lugar aun hoy es testigo de los sueños cumplidos de jóvenes pilotos, quienes año tras año bautizan sus camperas de cuero con la aventura de lo desconocido”, exclamó.
Observó que “volar en hielo, frenarse en el viento, perderse en la nada y finalmente encontrar el rumbo de regreso en el techo de alguna estancia, no tiene mayor recompensa que arrojarse al abrigo de esta base en el ocaso de un día ferviente de emociones. Los invito a caminarla. Desde aquí asestamos al enemigo los golpes más duros. Si cierran los ojos y contienen la respiración, escucharan los latidos de corazones al galope, de motores nerviosos, de entusiasmo mezclado con incertidumbre corriendo por las venas, de puños apretados y nudillos crujiendo”, describió.
Añadió: “Olerán el coraje, la bravura y valentía de aquellos que saben de honor. Y al abrir los ojos los verán subiendo a sus aviones con el ceño aguerrido, sus cabezas en alto y el pecho inflado por el orgullo de haber sido elegidos. Esta base despidió con entusiasmo a cada uno de ellos, los esperó con ansías y recibió con alegría a muchos, pero no a todos”.
“El pueblo de Río Grande no estuvo ajeno. Festejó cada avión que despegaba y lloró cada avión que no volvía. Esta ciudad creció hermanada junto a la Base, y la Base vio crecer a esta ciudad. Será por eso que muchos marinos encuentran en lo más frío, la calidez más grande. Quedan atrapados en las raíces de una comunidad que los adopta y los convierte en fueguinos”.
“70 años podrían escurrirse silenciosamente entre la indiferencia de lo cotidiano. Pero su presencia hoy aquí abre los poros de esta vieja base para que respire su historia de antaño y exhale los siempre mismos vientos de convicción, audacia y determinación; ondeando el Pabellón argentino con orgullo en esta, nuestra querida Base Aeronaval”.
Paralelo/54