22 noviembre, 2024
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Lasso le ganó al correísmo y será el próximo presidente de Ecuador

El embanderado del anticorreísmo, candidato del movimiento conservador CREO y aliado del Partido Social Cristiano, Guillermo Lasso, ganó hoy el balotaje presidencial en Ecuador con más del 52% de los votos, tras una jornada marcada por una campaña crispada y llena de denuncias que finalmente transcurrió sin irregularidades y con tranquilidad.

“Este es un día histórico en el que todos los ecuatorianos han expresado con su voto la necesidad de cambio y el deseo de mejores días para todos”, aseguró el candidato, quien, con más del 98% escrutado, obtuvo el 52,49% de los votos, frente al 47,51% de su rival correista, Andrés Arauz.

Lasso, flanqueado por dos banderas nacionales que ondeaban, empezó su discurso de victoria agradeciendo a Dios -“a quien le debo todas mis bendiciones”-, afirmó que “la familia es el valor fundamental de la sociedad” y le prometió a “las jóvenes que han tenido niños” que él y su esposa serán “sus padres” y ellas podrán “seguir estudiando en sus colegios y universidades”.

Sonriente, fue agradeciendo uno a uno a las personas que ayudaron en su victoria: Jaime Nebot, el líder del Partido Social Cristiano que decidió aliarse para evitar una vuelta del correismo al poder, a sus socios del movimiento conservador CREO y al estratega Jaime Durán Barba.

Desde el exterior, le llovieron saludos de quienes serán sus posibles aliados en la región: los presidentes de Chile, Uruguay, Paraguay y Colombia, los titulares de la OEA y el BID, y dirigentes como el expresidente Mauricio Macri y el líder opositor venezolano Juan Guaidó.

A diferencia de lo que fue una campaña llena de tensión, agresiones, trabas legales contra el correismo y constantes denuncias por parte de esta fuerza, la votación transcurrió durante el día “sin irregularidades sistémicas” -como reconoció a Télam el vocero de la campaña de Arauz, Guillaume Long- y luego el joven economista de 36 años reconoció su derrota sin medias tintas y rápidamente.

“Lo de hoy fue un traspié electoral pero de ninguna manera es una derrota política ni moral. Esta noche voy a llamar telefónicamente al señor Guillermo Lasso para felicitarlo por el triunfo electoral obtenido el día de hoy y le demostraré nuestras convicciones democráticas”, aseguró Arauz desde su bunker en Quito sin perder nunca la sonrisa o el tono enérgico.

“Esto no es el fin, sino el comienzo de la revolución ciudadana en Ecuador”, agregó, por el nombre oficial del movimiento correista en el país, y prometió, como oposición, mantenerse “atento para no permitir que se utilice al Estado para el beneficio de unos pocos privilegiados”, en un mensaje similar al que le envió el expresidente Rafael Correa desde Bélgica.

Cuando los números comenzaron a delinear un panorama sombrío, desde la campaña de Arauz recordaron el cúmulo de obstáculos legales, “los constantes intentos por proscribir” a los partidos con lo que se presentaban los candidatos de la fuerza y “la asimetría mediática” que enfrentaron a lo largo de toda la campaña.

“Fue muy difícil llegar hasta acá”, destacó Long, al recordar que ganaron la primera vuelta de las presidenciales en febrero pese a que la fuerza tuvo que cambiar varias veces de partido porque las autoridades electorales los suspendían.

El correismo aún controlará la primera minoría en la Asamblea General, donde el movimiento de Lasso, CREO, ganó una bancada muy pequeña en las elecciones de febrero pasado.

Lasso asumirá la Presidencia el próximo 24 de mayo y no tendrá una tarea fácil.

El otrora delfín del expresidente Rafael Correa que luego rompió con él y dio un giro ideológico de 180 grados, Lenin Moreno abandonará el poder con la popularidad por el suelo y dos crisis urgentes: la económica y la epidemiológica.

En 2020 la dolarizada economía retrocedió un 7,8% y la deuda pública (interna y externa) aumentó hasta alcanzar un 63% del PIB, y dada la negativa de Moreno de inyectar ayudas directas, reconstruir el sistema de salud pública o volver a cerrar parte de la economía, el país atraviesa hoy su segunda ola de la pandemia con una debilidad innegable.

A lo largo de la campaña y especialmente en esta última parte, de cara al balotaje, Lasso sumó muchas promesas de corte económico y social para atraer a votantes del partido indigenista Pachakutik y a la socialdemocracia de Izquierda Democrática.

Del cumplimiento de estas promesas de campaña dependerá que estas dos fuerzas le aporten votos esenciales en la Asamblea Legislativa para poder avanzar su agenda de Gobierno.