16 septiembre, 2024
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Laly Mora «los nefastos dichos de la ministra Soledad Acuña»


Hace unos días se comenzó a difundir unos dichos sumamente nefastos, predicados por una persona cuya función pública es paradigmática y se ve directamente involucrada en aquello contra lo que despilfarra improperios. Me refiero al cuestionable discurso de Soledad Acuña, donde delineó uno de los mayores problemas de la educación a nivel nacional: lxs docentes pobres, zurdos, quienes por añadidura empobrecen: las clases, lxs estudiantes y a los centros educativos en su totalidad.

Es que aquí noto un completo desprecio por aquellos niveles socio-económicos que les son ajenos a ésta Ministra de Educación, diciendo que al surgir de la pobreza no cuentan con experiencias fructíferas. Dicha de otra forma, por ser personas empobrecidas resultado de un sistema económico desigual, no poseen las experiencias y los consumos culturales “provechosos” o bien valorados por esta señora. Aparentemente lxs pobres viven vidas de pobres que no deberían estar en las aulas, que deberían estar ocultas, sus valores y sus vivencias aquí no servirían. Es decir, volviendo más subalterno, dejando aún más en la marginalidad a todxs estxs docentes.

Y en cierto punto puedo coincidir con estos dichos, las personas que nos hemos criado en el barrio tenemos un sentido de pertenencia al territorio muy distinto a aquellas personas que sueñan con sus vacaciones en Europa.

En este orden, entiendo que existen además distintos tipos de docencia, aquella por el camino de Sarmiento, quien escribió en Inglés y Francés, con valores importados, desprestigiando a lo propio. Y aquellas otras corrientes con un corte más crítico, latinoamericanista, de decolonialismo y de ponderación al ejercicio de la soberanía intelectual, cultural, simbólica, docentes de tradiciones como las de Paulo Freire quienes apuntaron justamente a esas clases sociales que más necesitaron y necesitan a la educación como un instrumento poderosísimo de movilidad social. La educación permite ir contra este sistema de reproducción de empobrecimiento, la educación permite la liberación de lx sujeto, de una comunidad. La educación nos hará y hace libres, porque nos permite ver en estos discursos lo nefasto de fondo.

Me resulta sumamente importante mencionar que uno de los Institutos Provinciales de Educación Superior en nuestra ciudad lleva el nombre del ya nombrado pedagogo Paulo Freire, donde dicho instituto vuelve evidente la necesidad de entender la labor docente como de intervención social, como instrumento para el cambio, como un lugar donde resistir a toda esta opresión y violencia simbólica.

Hoy más que nunca, abrazo a nuestrxs trabajadorxs de la educación. “Docente que lucha también está enseñando”.