Javier Milei volvió de EE.UU. sin apoyo político ni económico y sin la foto con Trump
El presidente regresó al país sin acuerdos, sin reuniones oficiales y sin la esperada imagen con Donald Trump. Su discurso pasó desapercibido y sólo recibió un premio de una ONG ultraderechista.
Milei volvió de Estados Unidos sin apoyos concretos y con el orgullo herido
El presidente Javier Milei regresó a la Argentina luego de su octavo viaje a Estados Unidos con un saldo político y diplomático negativo. Sin reuniones con el Fondo Monetario Internacional, sin encuentros oficiales en Washington y sin la esperada foto con Donald Trump, la visita terminó reducida a la entrega de un premio simbólico por parte de una ONG marginal de ultraderecha.
El evento central fue una cena de gala organizada por MACA (The New Alliance of Common Sense), una organización cercana al ala más extrema del Partido Republicano. Allí, Milei recibió el “Lion of Liberty Award”, un reconocimiento sin relevancia internacional. Durante su discurso, los murmullos, conversaciones de pasillo y el tintinear de los cubiertos opacaron por completo sus palabras. Ni siquiera logró desplegar su habitual tono provocador o el show con motosierra.
Desde el entorno presidencial esperaban que la gira brindara algún respaldo político o económico para reforzar la situación interna. Sin embargo, no hubo acercamientos con funcionarios de la Casa Blanca ni avances con organismos financieros internacionales. Tampoco se lograron gestos comerciales concretos, como la reducción de aranceles o algún principio de acuerdo de libre comercio.
El traspié más evidente fue la ausencia de la fotografía con Donald Trump. Mientras Casa Rosada alegó que Milei se retiró antes de que el exmandatario llegara por una supuesta demora de helicóptero, otras versiones indican lo contrario: que fue Trump quien abandonó el evento antes de la llegada del presidente argentino. La postal, clave para la construcción del relato libertario, nunca ocurrió.
El regreso al país tuvo un marco aún más desfavorable: el Senado rechazó la designación de Manuel García-Mansilla como juez de la Corte Suprema, en una nueva derrota legislativa para el oficialismo.
El viaje terminó dejando una imagen clara: aislamiento internacional, ausencia de resultados concretos y dependencia de símbolos vacíos. El único logro fue una estatuilla, celebrada únicamente en redes sociales libertarias. Sin acuerdos, sin inversiones y sin respaldo institucional, Milei regresó como se fue: solo, sin plan y con su liderazgo internacional en entredicho.
