Endeudarse en pesos: cuáles son los costos y qué alternativas hay en el mercado
Los especialistas que dialogaron con Ámbito remarcaron las diferencias entre los préstamos personales, comerciales y el financiamiento con tarjeta, así como los costos disímiles que deben afrontar los consumidores finales respecto de las PyMEs.
En el marco de una recesión económica que acumula ya tres años, la capacidad de ahorro de las familias y las empresas se vio deteriorada en el último tiempo. Por lo tanto, contraer un préstamo en pesos puede ser la única opción para adelantar consumos, cubrir capital de trabajo o realizar algún tipo de inversión. Sin embargo, en un contexto de aceleración inflacionaria e incertidumbre generalizada, los riesgos del endeudamiento no son pocos. Ámbito dialogó con diferentes especialistas sobre las condiciones que debe cumplir el crédito para que sea sostenible y las oportunidades que brinda el mercado.
Para el consumo, las opciones de financiamiento más difundidas son aquellas otorgadas mediante tarjetas de crédito y los préstamos personales. Las primeras generalmente son para compras de corto plazo, mientras que los préstamos en los principales bancos del país contemplan plazos de hasta 72 meses. Por otra parte, están los créditos comerciales tanto para financiar capital de trabajo como para financiar nuevas inversiones.
La primera gran pregunta que deben realizarse los deudores es cuán sostenible es el interés que deberán pagar por el crédito. Usualmente los bancos buscan cobrar tasas positivas en términos reales. En ese sentido, en la actualidad difícilmente la tasa activa sea inferior al 45%, teniendo en cuenta que la inflación esperada para los próximos 12 meses se ubica en torno a ese nivel.
Si la inflación se acelera aún más, las tasas fijas pueden licuarse, lo cual el deudor podría interpretar como algo positivo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los ingresos también vienen creciendo por debajo de los precios: según datos del INDEC, entre febrero de 2020 y febrero de 2021 los salarios crecieron 30,2% mientras que los precios treparon 40,7%. Los bancos suelen pedir como requisito que la cuota mensual de los créditos no supere el 35% de los ingresos percibidos durante el mismo período. Adicionalmente, hay quienes sostienen que los pagos deben representar no más del 20% de los ingresos.
Uno podría dividir al universo de deudores en pymes y consumidores finales. Gonzalo Semilla, Economista Jefe de CREEBBA, aseguró en diálogo con Ámbito que los costos del endeudamiento para cada uno de estos dos segmentos es muy disímil, por lo cual es pertinente marcar las diferencias.
“En el contexto de alta inflación, para el consumidor final no sería conveniente financiarse con préstamos personales ya que si los ingresos están atados al salario, la posibilidad de devolver el crédito va a ser baja porque los salarios están atrasados. Sacar un crédito con tasas del 65% anual es prohibitivo”, señaló.
El especialista aclaró que hay casos puntuales de bancos que ofrecen tasas de alrededor del 50% pero que “están orientadas a clientes que trabajan hace mucho tiempo con las entidades y con carpetas financieras relativamente ordenadas”. “Me da la sensación que lo más conveniente para el consumidor final es financiarse a través de los planes Ahora 12, con tasas que van desde el 12% hasta el 25% para el financiamiento a 12 meses”, sugirió.
En los principales bancos privados del país la tasa nominal anual de los préstamos personales gira en torno al 70% mientras que en el Banco Nación la tasa es significativamente menor, del 51,5%. “Una tasa del 50% me parece demasiada elevada para tomar un crédito a largo plazo. Pero para un horizonte corto de 12/24 meses, es una tasa que va a estar en línea con la inflación”, reflexionó Rodrigo Álvarez, CEO de la consultora Analytica.
Respecto del financiamiento con tarjeta, el analista sostuvo que “hoy las tasas para crédito al consumo no son descabelladas ya que en promedio operan con un interés nominal anual del 42%, por debajo de la inflación esperada”.
Semilla ve mejores condiciones para el financiamiento de las empresas. “Con crédito en pesos, a tasa fija y subsidiada, y con ingresos nominales creciendo al ritmo de la inflación, las pymes pueden apalancarse y devolver el crédito”, señaló.
En el mismo sentido, Álvarez afirmó que hoy el mercado ofrece condiciones para que tomar una línea a tasa fija sea una buena alternativa para las empresas ya que la tasa nominal anual de los documentos a sola firma es del 35% y la de las líneas de inversión productiva es del 30%.
Entre octubre del año pasado y marzo de 2021, casi 100.000 pymes recibieron financiamiento a través de la línea de créditos para la Inversión Productiva del Banco Central, por un monto total superior a los $400.000 millones. Cabe recordar que la autoridad monetaria fijó a los bancos la obligación de mantener hasta septiembre de este año un saldo de financiaciones en concepto de estos créditos de, como mínimo, el 7,5% de sus depósitos en pesos del sector privado no financiero.
Sin embargo, el consultor financiero de Analytica remarcó que el principal problema de las firmas es que “hay muchos sectores que perdieron perspectivas de recuperar esa inversión”. “El horizonte de negocios es muy incierto en Argentina por muchos factores: porque los empresarios no saben si el Gobierno va a volver a endurecer las restricciones sanitarias y porque hay sectores con situaciones de por sí complejas ya que dependen de variables muy deprimidas como el poder adquisitivo y el consumo. Hoy los sectores con buenas perspectivas de negocio son pocos: la energía, algunas industrias primarias como el agro y algunos segmentos de la construcción”, acotó.
En resumen, las opciones de financiamiento para personas parecen conllevar un elevado riesgo si es que los salarios siguen relegados en términos reales aunque aparecen algunas alternativas atractivas vía tarjetas de crédito. Para las empresas, las tasas subsidiadas por el Gobierno y los bancos públicos constituyen un incentivo para endeudarse de manera sostenible. Vale remarcar que siempre es más recomendable utilizar el dinero prestado no para financiar gastos corrientes sino para realizar una inversión cuyo rendimiento sea mayor a la tasa del crédito. Sin embargo, en un escenario de pandemia, las necesidades de corto plazo pueden distorsionar un poco este horizonte.
Fuente: Ámbito