24 noviembre, 2024
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El papa Francisco resiste presiones de Trump y ratifica acercamiento del Vaticano a China

El Vaticano ratificó hoy su “voluntad” de renovar un acuerdo con China para la designación conjunta de obispos impulsado por el papa Francisco pese a las presiones del Gobierno estadounidense del presidente Donald Trump, que envió a su secretario de Estado a Roma a advertir que las libertades religiosas están “bajo ataque” en el país asiático.


“En ningún lugar la libertad religiosa está más bajo ataque hoy que en China”, planteó hoy el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en una conferencia organizada por la embajada de su país ante la Santa Sede.

El acuerdo impulsado por Francisco, firmado el 22 de septiembre de 2018 y con vigencia hasta el 22 de octubre próximo, posibilitó la normalización de las designaciones de obispos en China a través de un sistema de nombramientos avalado por el Pontífice y por el Gobierno chino.

Pese a las críticas y advertencias de Pompeo, su par del Vaticano, el secretario de Estado y cardenal italiano Pietro Parolin, confirmó hoy que la “voluntad” de la Santa Sede es renovar el acuerdo.

“Estamos a favor de la política de los pequeños pasos”, dijo Parolin en diálogo con la prensa tras participar en la conferencia organizada por la embajada estadounidense.

“Creemos que todo resultado, aunque no sea llamativo ni vistoso y aunque al principio parezca no dar grandes resultados, es sin embargo un paso adelante hacia la afirmación de una mayor libertad religiosa”, agregó.

Los cruces entre EEUU y el Vaticano por China se intensificaron la semana pasada cuando Pompeo advirtió a través de Twitter que la Santa Sede podía menoscabar su “autoridad moral” si renovaba el acuerdo para la designación conjunta de obispos en el gigante asiático.

Parolin, que recibirá mañana a Pompeo, reveló en ese sentido su “sorpresa” por las críticas del secretario de Estado de Trump a través de Twitter y planteó que en el encuentro de mañana “habrá una forma de discutir estos temas”:

De todos modos, Pompeo no será recibido por el papa Francisco, ya que el Vaticano adujo que la reunión no era factible por la cercanía de la elección presidencial de noviembre en EEUU.

“El Papa había dicho claramente que no se reciben personalidades políticas en campaña electoral”, profundizó Parolin.

El canciller vaticano, Paul Richard Gallagher, añadió hoy en diálogo con la prensa que “una de las razones” por la que Francisco no encontrará a Pompeo es la posible “utilización” de la reunión durante la campaña en EEUU.

El rechazo de Washington al acuerdo por los obispos se inscribe en una serie de frentes entre Estados Unidos y China.

Algunos son de larga data, como el apoyo de Washington a Taiwán o a países con conflictos con Beijing en el mar de la China Meridional, y otros fueron abiertos o agravados por Trump, como disputas comerciales o tecnológicas o acusaciones a China por la pandemia de coronavirus o su respuesta a protestas prodemocráticas en Hong Kong.

Hoy, Pompeo buscó oponer al pontífice con su antecesor san Juan Pablo II (1978-2005), y aseveró que el Papa polaco “desafió a la tiranía” china al canonizar en 2000 a 87 mártires perseguidos en el país asiático entre 1648 y 1930.

Pompeo se dirigió además a toda la Iglesia y pidió “audacia” para enfrentarse a Beijing durante su intervención en la conferencia, que significó la primera de sus actividades en Roma, donde también se reunió con el primer ministro italiano y el canciller italiano, Giuseppe Conte y Luigi Di Maio, respectivamente.

Con la entrada en vigencia del acuerdo, el Vaticano reconoció a los siete obispos que aún no tenían el aval pontificio y se avanzó en los nombramientos conjunto, con reconocimiento de ambas partes, de Stefano Xu Hongwei como coauditor de Hanzhong y a Antonio Yao Shun titular en Jining/Wulanchabu.

En las últimas semanas, Parolin y la Cancillería china ya habían adelantado las “intenciones comunes” de renovar un acuerdo que “se ha implementado con éxito desde que se firmó hace unos dos años”.

De todos modos, el acuerdo no implica por el momento el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Roma y Beijing, interrumpidas en 1949 con la proclamación de la República Popular China, y obstaculizadas por el reconocimiento de la Santa Sede de Taiwán como un Estado independiente.

Hasta la firma del acuerdo, en China convivieron durante más de 50 años un grupo de obispos ordenados por el Vaticano sin aprobación de Beijing y otro grupo de prelados que recibían el mandato del Gobierno chino a través de la denominada “Asociación Patriótica Católica” pero eran desconocidos por Roma.