El cardenal que Francisco echó por supuesta corrupción asegura que es inocente
El cardenal Angelo Becciu dijo hoy que se defenderá de acusaciones de irregularidades financieras, tras ser removido por el papa Francisco de su cargo de prefecto de la Curia Romana y despojado del derecho de participar de un cónclave, en medio de una investigación por supuestos desmanejos y desvíos de fondos de la Santa Sede.
“Es una cosa extraña, surreal. El Papa me dijo que no tenía más confianza en mi porque le dijeron que habría cometido peculado”, planteó Becciu este viernes en conferencia de prensa, luego de haber sido removido de su puesto en la Congregación de las Causas de los Santos y despojado de los derechos del Cardenalato a última hora de ayer.
En ese marco, el todavía purpurado reconoció que fue el propio Papa quien le pidió la renuncia en la tarde del jueves tras una reunión de 20 minutos: “En espíritu de obediencia, y por el amor que tengo a al Iglesia y al Santo Padre, he aceptado su petición de hacerme a un lado”.
“Soy inocente y lo probaré. Pido al Santo Padre que me permita el derecho a defenderme”, afirmó Becciu, italiano de 72 años y que ocupaba el “Ministerio” encargado de las canonizaciones desde mayo de 2018. También es exnuncio en Angola y Santo Tomé.
Según el comunicado oficial con el que el Vaticano informó la salida del purpurado, Becciu renunció a su cargo en la Congregación y además “a los derechos relacionados con el cardenalato”, en una decisión sin precedentes modernos, y que incluso excluye al cardenal de los derechos de participar de un futuro cónclave.
Solo dos purpurados habían sido despojados de sus derechos cardenalicios en el siglo XXI, aunque ligados a escándalos sexuales, y uno solo en todo el siglo XX, por fuertes motivaciones doctrinales.
Becciu, exsustituto de la Secretaría de Estado entre 2011 y 2018, había sido relacionado de manera lateral con el escándalo de inversiones inmobiliarias en Londres, por cerca de 200 millones de euros financiadas con dinero de la colecta de caridad del Papa a partir de una investigación pedida e impulsada por Jorge Bergoglio.
Becciu, de todos modos, planteó hoy que la investigación de Londres no formó parte de la conversación con el Papa que derivó en su despido, sino que las acusaciones forman parte de otra investigación por la transferencia de 100.000 euros a su diócesis natal, de la que también se declaró inocente.
Hoy, la revista L’Espresso afirmó además que hay una investigación en curso por supuestos giros de hasta 100.000 euros a una sociedad manejada por uno de los hermanos del cardenal.
Según explicó Becciu, mientras era el “número dos” de la secretaría de Estado autorizó una transferencia a la Cáritas de su diócesis de origen, Ozieri, pero los fondos nunca se movilizaron para el destino final, una cooperativa que gestiona su hermano.
En una primera etapa de las investigaciones por las operaciones iniciadas en octubre pasado, habían sido allanadas oficinas de la secretaría de Estado, de donde la justicia vaticana incluso secuestró documentos.
Luego fueron suspendidos cinco funcionarios en un episodio que derivó también en la dimisión del hasta entonces jefe de seguridad del Papa, Domenico Giani.
La fiscalía del Vaticano aún tiene abierta la investigación que en febrero pasado también llevó a la remoción del hasta entonces director de la Autoridad de Información Financiera de la Santa Sede, Tommaso Di Ruzza, y el sacerdote Mauro Carlino, antiguo secretario personal de Becciu, además de otros funcionarios de la Secretaría de Estado.
Hace tres meses, en el marco de las investigaciones, fue arrestado Gianluigi Torzi, intermediario de las operaciones sospechadas, y fue inculpado por el Vaticano con los delitos de extorsión, blanqueo de capitales y estafa.