Caputo viajará a EEUU para implorarle USD 15 mil millones al FMI, pero por ahora hace agua
El ministro de Economía irá a Washington para pedir más de deuda con la excusa de liberar el cepo. El FMI sigue elogiando los “avances”, pero insiste en cuestionar la “calidad” del ajuste, le pide más devaluación y dice que “es prematuro” hablar de otro programa.
El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, viajará a Washington el próximo 17 de abril para cumplir con la promesa que le permitió acceder al cargo de la mano del presidente libertario Javier Milei: conseguir dólares frescos en forma de deuda para que el mandatario pueda salir de las restricciones cambiarias pronto, o sea eliminar el cepo.
En concreto, el otrora “Messi de las finanzas” de Mauricio Macri irá a EEUU para asistir a la Asamblea de Primavera del FMI. El momento no es casual, ya que la Argentina deberá empezar a pagar deuda con importadores por más de USD 3.000 millones de dólares y el campo se niega a liquidar la cosecha gruesa si no hay una nueva devaluación.
Y allí se cruzan los caminos: Caputo, que hasta ahora viene fracasando en toda la línea de su promesa, buscará conseguir que en este encuentro lo reciba la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, y le habilite políticamente los USD 15.000 millones que dice el presidente Milei que necesita para terminar con el cepo. El problema es que el organismo internacional aún no confía en el programa libertario, exige políticas que el Gobierno se niega a aplicar y allí está la traba.
Desde el FMI miran con escepticismo la hoja de ruta que exhibe el gobierno. Elogian los “avances” fiscales, pero cuestionan su “calidad” y, además, consideran que debe haber una devaluación, entre otras cosas.
Rodrigo Valdés, director del FMI a cargo del caso argentino, ya dijo que “aún es prematuro discutir las modalidades precisas del programa” con Argentina y advirtió que “es necesario mejorar la calidad del ajuste fiscal, no la cantidad”.
Este miércoles, la vocera del Fondo, Julie Kozack, se sumó a la moción con mismos términos: es “prematuro” hablar de un nuevo programa para la Argentina, advirtió, configurando así una muy mala señal para los USD 15.000 que Caputo quiere traer de Washington.
En su tradicional conferencia de prensa de los jueves, Kozack dedicó una buena parte al “caso argentino”. Primero, calificó de “impresionante” los avances del programa económico argentino en materia fiscal, como también ya había hecho Valdés, y consideró como un hecho “muy positivo” que la inflación esté bajando más rápido que lo anticipado. Claro, después de subir mucho más de lo esperado.
La portavoz también se montó sobre las palabras de Valdés en su paso por Argentino y advirtió sobre la necesidad de actuar “pragmáticamente” en la construcción de apoyo social y político, principalmente en el Congreso, de las reformas que implementa el Gobierno, y puso énfasis en la necesidad de llevar adelante “una consistente y bien comunicada política cambiaria y monetaria para apoyar de manera sostenida la acumulación de reservas y la desinflación”.
“Será importante continuar mejorando la calidad del ajuste fiscal, mientras que la política monetaria también tendrá que adaptarse a esta transición”, sostuvo la funcionaria, siempre en línea con el enviado al país hace unas semanas.
La discusión sobre la política monetaria que tiene que implementar el gobierno libertario ocupa el centro de la escena. Milei, Caputo y el FMI no se ponen de acuerdo sobre el esquema. El ministro impulsa una convertibilidad renovada, algo que el Presidente pareció avalar antes de asumir pero luego dejó atrás y volvió a hablar “dolarización sintética”.
El Fondo, en cambio, pide un régimen tradicional de flotación administrada y sostiene que ahora debe haber una nueva devaluación que le permita al Gobierno mejorar sus ingresos, cosa que está muy dañada, pese al costo inflacionario que ello tendría.
Es que el organismo no quiere financiar con dólares frescos y muchos una salida del cepo que, como pasó con Macri y Caputo era testigo participante, derive en una fuga de capitales, sin repago de deuda y sin mejoras, obras ni nada. Final abierto.