La industria empieza a tomar ritmo, aunque de manera muy selectiva
Alimentos y bebidas y refinación de petróleo crecieron en enero de forma más sólida, mientras que los sectores vinculados a la construcción y la siderurgia aún no recuperan el dinamismo
El primer mes completo de gestión de Alberto Fernández mostró señales positivas a nivel agregado en la producción industrial, sin dudas una buena noticia pero que todavía no logra revertir una tendencia que acumula casi veinte meses ininterrumpidos en retroceso, en un contexto de una economía estancada.
Según el Índice de Producción Industrial (IPI) manufacturero, que difundió ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en enero se registró una caída marginal del 0,1% en relación al mismo mes de 2019. Sin embargo, se observa un avance de 1,5% en la medición desestacionalizada con el mes anterior, empujada por una consolidación de la industria de alimentos y bebidas y mejoras en la refinación de combustibles. Es el segundo mes consecutivos con una variación de 1,5% intermensual.
En el caso de la industria automotriz y equipos de transporte hubo una mejora del 6,7%, que contrasta con las fuertes caídas observadas en los últimos meses, con picos del 30% al 40% interanual. Pero a no engañarse, el dato positivo es más bien resultado de una baja base de comparación en 2019 e incluso, paradas técnicas o vacaciones del personal, que se hicieron en distintos meses.
Entre los sectores que aún se mueven por debajo del nivel que tenían hace doce meses, se destacan textiles, indumentaria, cuero y calzado (8,5% de caída); minerales no metálicos e industrias metálicas básicas, con un retroceso de 5,5%; muebles y otras industrias manufactureras (5,3%); madera, papel, edición e impresión (4,0%), en tanto productos de metal, maquinaria y equipo retrocedió 2,2%.
“El primer trimestre no es una buena medida para ver qué sectores mejoran o caen porque hay paradas técnicas y vacaciones, que modifican la medición”, indicó Guillermo Bermúdez, analista del sector industrial en la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel).
Si bien deslizó que hay “alguna mejora” en textiles o calzado, “todavía no es recuperación” , precisó. En su opinión, podría esperarse algún desempeño positivo en bienes no durables, traccionados por la relativa mejora del poder adquisitivo en los sectores de ingresos fijos, por bonos o recomposición salarial dispuestos por el Gobierno. Para mayor demanda y, en consecuencia de producción, en el segmento de bienes durables, “está claro que el costo de financiamiento hace difícil una recuperación”.
Nadin Argañaraz y Bruno Panighel, economistas del IARAF, indican que “el sector industrial manufacturero viene de ubicarse, en septiembre, en su mínimo de actividad de los últimos cuatro años y comienza a alejarse tras cuatro meses ligeramente positivos”. Con todo, con algunas subas y bajas en el último tiempo, en enero de 2020 alcanzó un nivel de producción semejante al que noviembre de 2018. Una imagen de virtual estancamiento.
Mientras más de la mitad de los sectores que mide el IPI mostraron una caída interanual, “la variación interanual positiva de enero es explicada casi en su totalidad por el crecimiento de la industria de alimentos y bebidas, que se expandió un 4% y por la industria del petróleo, química y plásticos, que se expandió casi 2%”, explicaron.
Más allá de estos números el notorio que tras la fuerte caída de todo el complejo industrial desde mediados de 2018, la recuperación se da en sectores puntuales y por motivos específicos. Un claro ejemplo es la industria de alimentos y bebidas, uno de sectores estrella en este momento.
En enero la producción de carne vacuna avanzó 0,5%, después de hacerlo a tasas de dos dígitos en los meses previos, afectado por la caída de precios y una menor demanda de China, el principal mercado de exportación. Por su parte, la molienda de oleaginosas retrocedió 10,5% pero la producción de galletitas, producto de panadería y pasta avanzó 11,5%.
Desde la consultora ACM destacan la gran heterogeneidad que se observa entre los distintos sectores. El rubro productos de metal cayó 19,7%, traccionada principalmente por el subrubro productos metálicos para uso estructural, en línea con la menor demanda por parte del sector de la construcción, que en enero registró una contracción de 13,5% respecto del mismo mes del año anterior. Pero por otro lado, “sorprende la variación positiva del rubro “Maquinaria y Equipo” (30,7%).
En cuanto a la construcción, ACM destaca que el “desenvolvimiento del sector hormigón elaborado (43% de caída), asociado a construcciones de gran tamaño y la obra pública, que presentan cierta inercia recesiva en los últimos meses”. Pero al mismo tiempo, los permisos otorgados para la construcción de obras privada “han crecido un 7,5% en diciembre, lo que podría ser un indicador positivo a mediano plazo”. Señales de una economía que intenta acelerar, aunque con el freno de mano puesto. (El Cronista)