22 noviembre, 2024
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Marc Márquez arriesga el Mundial sólo para demostrar quién manda

Con neumáticos de seco y la pole asegurada, se lanza bajo la lluvia para mejorar su propio tiempo en Brno

Sus jefes en Honda, Alberto Puig y Takeo Yokoyama, contenían la respiración ante las pantallas: ya no podían ordenarle que parara y sólo les quedaba cruzar los dedos, confiar en su pilotaje y sufrir, sufrir muchísimo. Marc Márquez se estaba jugando el físico prácticamente para nada. Al llegar al garaje le colmaron de abrazos y risas porque la apuesta había salido bien, su sexta pole de la temporada, su número 58 en MotoGP -igualando el récord de Mick Doohan-, pero en la mente de todos quedó una pregunta: ¿Y si hubiera salido mal?

Bajo una intensa lluvia en Brno y con neumáticos de seco, el líder del Mundial quiso subrayar su superioridad y lo hizo pese a exponerse. Fue el más rápido con más de dos segundos de ventaja sobre Jack Miller Johann Zarco, segundo y tercero, pero al bajarse de la moto reconoció el error. “Honestamente, pensándolo ahora en frío, he tomado demasiados riesgos. No sabía hasta qué punto Miller estaba cerca. Llovía con intensidad, la pista patinaba, pero, bueno, ha salido así, otra pole”, comentaba Márquez después de marcar el mejor registro y, acto seguido, sobre el peligroso asfalto, sin necesidad, lanzarse a superarse a sí mismo. La Honda bailaba salvaje, la caída se adivinaba, pero gas, gas, gas.

Su aventura pudo nacer de su instinto, de la necesidad de imponerse tras las vacaciones o del desconocimiento de su ventaja, pero, por lo ocurrido en la misma sesión de clasificación, un adversario, Álex Rins, fue el inductor. Justo antes de que Márquez se precipitara bajo la lluvia con slicks, el líder de Suzuki le quebró la tranquilidad y le rasgó el orgullo. Cuando el vigente campeón se dirigía tranquilo a su garaje, Rins le adelantó a milímetros, tan cerca que casi le hizo caer, y en su reacción se adivinó el disgusto: Márquez le devolvió el adelantamiento y, luego, al entrar en el pitlane, le apartó con la mano sin miramientos.

Fue otra muestra del debate interno en el que se divide. Con 58 puntos de ventaja sobre Andrea Dovizioso en el campeonato, Márquez sabe que sólo una caída grave puede arrebatarle su sexto título de MotoGP, pero a la vez es incapaz de contenerse, de conformarse, de calcular. Este domingo en la carrera (14.00 horas, DAZN) el sol reducirá los peligros, pero si algún rival se le empareja, su respuesta es una incógnita. Por ello, Dovizioso, que saldrá cuarto, y el mismo Rins, que partirá cuarto, intentarán provocar el error. Ahora ya saben que todavía no es tan cauteloso como se define. Márquez siempre será Márquez.