Estallido en La Libertad Avanza: renuncia el vicepresidente de Republicanos Unidos en Tierra del Fuego

Julio Mercado dejó el partido acusando a la conducción de “traicionar los principios”, denunció “prácticas opacas” y una “inaceptable influencia predominante de la iglesia evangélica”.

El frente La Libertad Avanza en Tierra del Fuego sufre una baja de peso con la renuncia indeclinable y la desafiliación inmediata de Julio Mercado, vicepresidente del partido Republicanos Unidos. En una carta dirigida al presidente del espacio, Gastón Porfirio, Mercado expuso “diferencias insalvables” y una serie de graves acusaciones contra la conducción.

El ahora ex dirigente fundamentó su decisión en el alejamiento del partido de sus principios liberales originales, denunciando “prácticas opacas y personalistas” y la priorización de intereses individuales por encima del bien común.

Las acusaciones: de la influencia evangélica a los “vicios tradicionales”

Uno de los puntos más contundentes de la renuncia fue la crítica a la “inaceptable influencia predominante de la iglesia evangélica” en el funcionamiento del partido. Mercado advirtió que esto “genera una percepción social negativa en Río Grande, asociándolo exclusivamente con dicho sector y limitando su crecimiento”, afirmando con firmeza que “no se debe manejar un partido político con un formato eclesiástico”.

Además, expresó su decepción por la falta de pluralismo, la ausencia de una toma de decisiones orgánica, y la incorporación de familiares y amigos en espacios de poder, prácticas que, a su juicio, “reproducen los vicios de la política tradicional” que el espacio dice combatir.

A pesar de la crítica, Mercado rescató su paso por el espacio: “He conocido gente noble con honestidad intelectual y compromiso que destaco… Siento que ha sido una experiencia enriquecedora”.

Editorial: Una grieta que trasciende lo personal

La salida de Mercado no es solo una baja partidaria; es un síntoma de las tensiones ideológicas y metodológicas que enfrentan los espacios políticos emergentes. Su denuncia pública sobre la influencia de un sector religioso específico y la reproducción de prácticas “personalistas” plantea una pregunta incómoda sobre la coherencia entre el discurso de renovación y la acción interna. Esta renuncia, cargada de fundamentos, obliga a una reflexión profunda sobre la autenticidad de los proyectos que se presentan como una alternativa a la política tradicional, y deja al descubierto una grieta que la coalición gobernante a nivel nacional deberá observar con atención.

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