Polémica medida del Gobierno: habilitan a mayores de 18 años como legítimos usuarios de armas
En medio de una crisis social y económica, la medida genera críticas por priorizar el acceso a armas mientras millones de niños padecen hambre en Argentina.
La reciente decisión del Gobierno Nacional de habilitar a los mayores de 18 años como legítimos usuarios de armas de fuego ha generado una ola de reacciones encontradas. Si bien el Ejecutivo la presenta como un avance en derechos individuales, muchos sectores de la sociedad han cuestionado su pertinencia en un contexto de grave crisis social y económica.
En un país donde millones de niños no tienen acceso a una alimentación adecuada, priorizar una medida que facilita el acceso a armas parece no responder a las urgencias más acuciantes. Diversos referentes sociales han señalado la contradicción de celebrar “el derecho a la protección” mientras persisten índices alarmantes de pobreza infantil.
“Armas para unos, hambre para otros”
La medida, justificada por el Gobierno como una actualización normativa que respeta el Código Civil de 2015, plantea interrogantes éticos y de prioridades. ¿Es el momento de facilitar el acceso a armas cuando la inseguridad alimentaria afecta a millones de familias?
Según datos recientes de UNICEF, más del 60% de los niños y niñas argentinos viven en condiciones de pobreza, enfrentando diariamente dificultades para acceder a alimentos, educación y atención médica básica. En este escenario, políticas que prioricen la distribución de recursos y el bienestar social parecen más urgentes que el acceso a herramientas de violencia.
Debate público en aumento
Organizaciones de derechos humanos y expertos en seguridad advierten sobre los riesgos que implica esta flexibilización. “En lugar de desescalar la violencia social, el mensaje es claro: más armas en manos de la ciudadanía, sin atender las causas estructurales de la inseguridad”, afirmó un especialista en criminología.
Por su parte, desde el oficialismo aseguran que esta política es un avance en la “libertad” y la “autoprotección” de los ciudadanos. Sin embargo, críticas de diversos sectores cuestionan si ese enfoque no refuerza una peligrosa lógica individualista que podría agravar los conflictos sociales.
En un momento donde millones de chicos no comen, priorizar el acceso a las armas no solo parece una decisión desconectada de la realidad, sino también un riesgo para la paz social. ¿No sería más histórico garantizar un plato de comida y oportunidades para el futuro de los más vulnerables?