El Gobierno Actualiza el Salario Mínimo Vital y Móvil por Decreto: Persisten Críticas por Bajos Ingresos
El nuevo piso salarial, aún por debajo de lo solicitado por la CGT, refleja el menor poder adquisitivo en tres décadas
Buenos Aires, 27 de julio de 2024 – En un contexto de creciente insatisfacción y después de fracasadas negociaciones con el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, el Gobierno ha establecido por decreto un nuevo piso salarial. A partir de julio, el salario mínimo vital y móvil (SMVM) pasará de $234.315,12 a $254.231,91. Además, se anticiparon aumentos escalonados: $262.432,93 en agosto, $268.056,50 en septiembre y $271.571,22 en octubre.
A pesar de este incremento, el nuevo salario mínimo se mantiene como el más bajo de los últimos 30 años y está lejos de la propuesta inicial de la Confederación General del Trabajo (CGT), que había solicitado un aumento a $480.000. Desde la llegada de Javier Milei al poder, las subas salariales se han fijado siempre por decreto, lo que ha generado críticas y acusaciones de falta de sensibilidad social por parte del Gobierno.
Tras el fracaso de las negociaciones, la CGT emitió un comunicado titulado “Otra vez sopa: un ofrecimiento empresario que no está a la altura de las circunstancias”, en el cual denuncian la propuesta empresarial de $245.094 como insuficiente. “La insensibilidad social de los empresarios queda en evidencia con esta oferta vergonzosa, muy por debajo de los $480.000 que solicitamos”, expresaron. Además, instaron al Gobierno a no convalidar la propuesta del sector empresarial.
El decreto publicado en el Boletín Oficial establece que el SMVM se aplicará a “todos los trabajadores comprendidos en el Régimen de Contrato de Trabajo aprobado por la Ley Nº 20.744, en el Régimen de Trabajo Agrario, de la Administración Pública Nacional y de todas las entidades y organismos del Estado Nacional que actúe como empleador”. A pesar de las subas decretadas, el salario mínimo sigue estando por debajo de las expectativas y necesidades de los trabajadores.
El aumento decretado por el Gobierno, aunque supone una mejora respecto a las propuestas empresariales, sigue sin cumplir con las demandas de la CGT y otros sindicatos. La situación económica, marcada por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, agrava el descontento entre los trabajadores que dependen del salario mínimo.