22 noviembre, 2024
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La cultura romaní/gitana levanta vuelo con la música de “Pájaro Negro”

Por Sergio Arboleya

La compositora y cantante Aline Miklos, impulsora del proyecto Kalo Chiriklo que pone en superficie el legado y el presente de la discriminada cultura romaní/gitana y que puede apreciarse en el reciente álbum “Pájaro Negro”, señala que “uno de los objetivos del trabajo es cuestionar las leyendas sobre los gitanos/romaníes tanto en América Latina como en Europa”.

Foto Victoria Gesualdi / TELAM

“Nuestras canciones son una respuesta y una forma de protesta contra esas leyendas, porque siento que las pequeñas transformaciones son fundamentales para la construcción de una sociedad más justa y deben ser pensadas en conjunto”, postula Miklos durante una entrevista con Télam.

En esa cuerda, la artista destaca que “con Kalo Chiriklo estamos plantando una semilla contra el prejuicio y la discriminación, al hablar sobre esta cultura fantástica y también acerca de la importancia de construir una sociedad más igualitaria”.

La vocalista, percusionista y autora es una de las mentoras de Kalo Chiriklo, conjunto que la reúne con Kostas Zigkeridis en composición, acordeón y dirección musical, Juan Bayón en contrabajo, Juan Olivera en composición, trompeta y flauta y Agustín Raubian en percusión. Del registro participaron, además, Diego Rodríguez (guitarra), Juan Romero (percusión) y Alejandro Flores (percusión árabe).

El nombre del conjunto y de su disco debut de reciente aparición, fue tomado de una canción anónima que concibió, probablemente, una mujer romaní prisionera del campo de concentración de Auschwitz. En la letra, ella pide a un pájaro negro (kalo chiriklo en romaní) que le comunique a su familia que, a pesar de las dificultades que atraviesa, regresará a su casa.

El repertorio incluye cinco composiciones del ensamble y tres canciones tradicionales romaníes de Europa del Este, interpretadas a partir de un abordaje contemporáneo y en diálogo con ritmos latinoamericanos.

Télam: El propio carácter de la cultura gitana supone natural el diálogo con otros pueblos y tradiciones ¿A qué atribuyen que esos lazos estén invisibilizados? 

Aline Miklos: La cultura gitana/romaní es antropofágica como todas las otras culturas. Los seres humanos son así, agarran una cosa de aquí, otra de allá, y van construyendo su propio universo. Los gitanos/romaníes tuvieron que cambiar mucho de lugar y la mayoría de las veces porque eran perseguidos y tenían que huir sea del hambre, sea de las guerras o de la miseria causada por la discriminación. Por ello, tienen la mochila cargada de sorpresas, de costumbres que fueron incorporados de diversas regiones del mundo. El propio idioma romaní, que originalmente viene del hindú, está muy mezclado con los idiomas de Europa del Este. A partir del romaní que una persona habla se puede decir, por ejemplo, por dónde su familia vivió antes de llegar a las Américas. Estos lazos son invisibilizados porque existe un estereotipo construido sobre los gitanos que dice que no se mezclan, que son una comunidad cerrada. Pero esto no es verdad, las veces que no se mezclan es porque la sociedad no les da espacio.

T: ¿Qué sienten que la cultura gitana aporta a esos muchos mundos que somos las personas? 

AM: La cultura romaní es una cultura de mucho respeto, sobre todo a los más grandes. Además, es un pueblo que sabe vivir en comunidad, que tiene una historia y una cultura riquísimas. Ahora, lo que más admiro en todo esto es la capacidad que estas personas tienen de reinventarse. Los romaníes fueron muy perseguidos a lo largo de la historia, el nazismo no fue el primero y tampoco el último régimen autoritario que persiguió a este pueblo e intentó hacer que desaparecieran. Sin embargo, siempre se reinventaron, cambiaron de país todas las veces que fue necesario, cambiaron de nombres, de profesión, reinventaron casi todo para poder sobrevivir y aquí estamos. Este desapego por lo superfluo, que es lo que generalmente no deja que las personas se reinventen, y esta capacidad de transformarse, al mismo tiempo que se mantiene lo esencial y lo más importante, es lo que creo que la cultura gitana puede enseñar al mundo.

T: ¿Qué características singulares tuvo la inmigración gitana en Latinoamérica y cómo eso se tradujo en lo cultural? 

AM: Los primeros gitanos/romaníes que llegaron a las Américas fueron los que se encontraban en la Península Ibérica, conocidos como calós. A Brasil llegaron a principios de la colonización porque Portugal tenía una política clara de deportación de gitanos. La llegada masiva de este pueblo aconteció solamente en fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En este período llegaron muchas familias romaníes a Argentina, provenientes sobre todo de Hungría, España, Rusia, Moldavia, Rumania y Serbia. En lo cultural es fantástico descubrir que los romaníes están presente no solo en el imaginario social, sino que también fueron parte de grandes momentos culturales en distintos lugares del mundo. Marcelo Sanfoneiro Cigano, un gran músico acordeonista gitano y brasilero, muestra muy bien en sus clases cómo el forró, ritmo del nordeste de Brasil, fue influenciado por la música gitana de Europa del Este llevada a Brasil por los propios gitanos. En Argentina también percibimos que algunas palabras del lunfardo son provenientes del romaní y, según algunas recientes investigaciones, algunos músicos gitanos participaron de los principios del tango. (Télam)