El doble rasero de Mario Daniele: condena en Vuoto lo que aplaude en Pérez

El senador de MC carga contra Walter Vuoto por la derrota peronista en las elecciones legislativas nacionales, omitiendo cómodamente que el quiebre no lo provocó el intendente de Ushuaia, sino su aliado en Río Grande, Martín Pérez, quien prefirió competir por fuera de Fuerza Patria con su espacio “Defendamos TDF” para salvaguardar sus intereses personales.


Nota de Opinión

Tierra del Fuego AeIAS, noviembre 2025 – En el teatro de la política fueguina, el senador Mario Daniele Senador MC se ha autoproclamado juez, jurado y verdugo. Su veredicto, previsible y cargado de omisiones estratégicas, es claro: el único y gran responsable de la derrota del peronismo en las elecciones de medio término legislativas nacionales es Walter Vuoto. Según su relato, el intendente de Ushuaia es un “presidente administrativo”, “prepotente” e “individualista” que no supo unir.

Sin embargo, este diagnóstico pueril y malintencionado se desmorona ante un hecho incontrovertible que Daniele opta por ignorar: la fractura que condenó al peronismo a la derrota no fue impulsada por Vuoto, sino por el intendente de Río Grande, Martín Pérez, quien, lejos de buscar una interna, decidió romper con el partido y crear su propia agrupación, “Defendamos TDF”, para competir por fuera de la alianza electoral Fuerza Patria.

Mientras su aliado Martín Pérez fracturaba el PJ con “Defendamos TDF”, Daniele carga las culpas sobre Vuoto, quien siempre defendió las internas abiertas. Una crítica que revela más oportunismo que análisis.

Mientras Daniele acusa a Vuoto de no abrir las puertas a las internas, calla que fue el espacio de Vuoto el que siempre mantuvo la oferta de una elección interna abierta y democrática. Fueron Pérez y sus aliados, tal vez anticipando una derrota en las urnas partidarias o priorizando un proyecto personal por encima del colectivo, los que rechazaron esa instancia y optaron por el cisma. La decisión de fracturar el frente no fue de quien convocaba a la unidad, sino de quien se retiró de la mesa.

La Cómoda Ceguera Selectiva de Daniele

El análisis del senador adolece de una miopía conveniente. Condena en Vuoto la “desunión” que él mismo y sus aliados provocaron. Señala con el dedo al que se quedó en la casa intentando recomponer los muebles, mientras absuelve al que le prendió fuego al living.

Las preguntas que Daniele evade son elocuentes:

  1. ¿Por qué no dirigió su crítica a Martín Pérez? La creación de “DTDF” es el acto de desunión más tangible y decisivo. ¿Acaso una interna dentro del PJ era menos democrática que crear un nuevo espacio? La movida de Pérez no respondió a una lógica de unidad, sino de fragmentación, y Daniele, en lugar de señalarlo, lo encubre.
  2. ¿Dónde estaba su voz cuando se gestaba la ruptura? Si su preocupación era genuina, hubiera alzado la voz para exigirle a Pérez que compitiera en una interna en lugar de dividir el voto peronista. Su silencio entonces y su furia selectiva ahora lo delatan.
  3. ¿Qué credibilidad puede tener un “conductor” que no asume su parte de responsabilidad? Daniele fue parte activa de este proceso. Su espacio, o los aliados de su espacio, tomaron la decisión de ir por fuera. Ahora, tras la derrota, busca un chivo expiatorio y carga todas las culpas sobre el único que mantuvo la estructura partidaria.

Conclusión: Una Crítica que Carece de Ética Política

La crítica de Mario Daniele no es solo débil; es éticamente pobre. Es el reproche de quien, habiendo contribuido a prender el incendio, se queja del humo y señala al bombero por no apagarlo a tiempo. Vuoto puede tener errores, pero la fractura la generaron otros. Daniele, en su papel de analista, no puede condenar las consecuencias de una división de la que fue, al menos por omisión y complicidad, partícipe.

Su giro discursivo no responde a un análisis serio, sino a una necesidad operativa de reacomodarse tras el fracaso. En el mapa político fueguino, Daniele ya no es un referente; es un polemista que, habiendo perdido una batalla, prefiere incendiar el campo de sus antiguos aliados antes que reconocer que su bando tomó las decisiones equivocadas.

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