Tras asegurar una victoria que no llegó, el intendente de Río Grande queda expuesto tras un resultado que evidencia su desgaste. La Libertad Avanza capitalizó el malestar, mientras candidatos como Díaz y Löffler naufragaron arrastrados por la gestión municipal.
Río Grande, octubre 2025 – La contundente victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas en Río Grande no solo marcó el ascenso de un nuevo actor político, sino que funcionó como un severo escrutinio público sobre la gestión del intendente Martín Pérez, cuyo pronóstico de triunfo y liderazgo se quebraron en las urnas.
Semanas atrás, Pérez había proyectado seguridad y aseguró públicamente que su espacio se impondría, confiando en el capital político de sus principales candidatos, Gastón Díaz y Guillermo Löffler. Sin embargo, el resultado fue inequívoco: su frente quedó relegado a un lejano tercer lugar, en una elección donde LLA se impuso por un amplio margen.
El análisis político inmediato apunta a que, más allá de la valoración individual de Díaz y Löffler en algunos sectores, la imagen negativa y el desgaste político de Pérez terminaron siendo una losa imposible de levantar para la fórmula. El intendente atraviesa un período marcado por reclamos vecinales persistentes, críticas por la falta de obras significativas y deficiencias en los servicios públicos esenciales.
Esta derrota deja al descubierto una profunda desconexión entre el pronóstico del líder y el sentir ciudadano. Mientras Pérez preveía un respaldo basado en su gestión, el electorado riograndense utilizó las urnas para expresar un claro hartazgo.
El triunfo de La Libertad Avanza capitalizó este malestar, marcando un punto de inflexión en el escenario político local y demostrando que el espacio que dominaba la escena ahora debe enfrentar una nueva realidad: una oposición fortalecida y un mandato local que emerge seriamente debilitado y cuestionado.
 
				 
															 
								 
								