Mora récord: el Gobierno elige la ortodoxia y sacrifica a las familias en el altar cambiario

La mora en préstamos personales alcanzó el 6.6%, un pico histórico. Mientras el oficialismo habla de un “boom del crédito”, la cruda realidad es la asfixia financiera de una ciudadanía golpeada por tasas usurarias y un ajuste sin red.


OPINIÓN – Las cifras del Banco Central son el termómetro de un drama social que el Gobierno de Javier Milei se empeña en diagnosticar mal. La mora en préstamos personales y tarjetas escaló al 6,6% en agosto, el nivel más alto en 17 años. Lejos de asumir responsabilidades, la Casa Rosada escogió el relato más cínico: atribuyó el colapso a un supuesto “boom” del crédito. Es como culpar a un enfermo de tener fiebre, ignorando la infección que la causa.

La narrativa oficial versus la realidad de la usura

El oficialismo nos pide que creamos que este récord de impagos es una buena noticia, un subproducto de una “mayor bancarización”. Esta lectura no solo es perversa, sino profundamente desconectada. La verdadera causa es el “combo tóxico” de la liberalización de tasas y el “apretón monetario”, una estrategia de Luis Caputo que, para defender un tipo de cambio artificial, condenó a los hogares a tasas nominales del 82% anual con una inflación proyectada del 21,9%. La matemática es simple: es una usura legalizada que vuelve impagable cualquier financiación.

El costo humano del experimento ortodoxo

Mientras el Gobierno celebra la “pax cambiaria”, en la calle las tarjetas de crédito se han convertido en trampas y los préstamos personales en una losa que aplasta el ingreso disponible de trabajadores y jubilados. La mora total del sistema es del 3,7%, pero en las familias es del 6,6%. Este dato no es una anécdota; es la prueba de que el ajuste se está descargando de manera desproporcionada sobre los que menos tienen. Se priorizó la estabilidad de un número (el dólar) sobre la estabilidad de la vida de las personas.

Conclusión: Un gobierno sordo al ahogo popular

El contraste no puede ser más elocuente: un Palacio de Gobierno que habla de “boom” y una ciudadanía que se hunde en la imposibilidad de pagar. La ortodoxia monetaria de Milei y Caputo no es solo un conjunto de frías variables económicas; es una máquina de generar exclusión y desesperanza. Este récord de mora no es un éxito de la bancarización, es el síntoma más claro del fracaso de una política económica que ahoga a su propia gente.

Más leídas