Mientras recorta en áreas clave, el Estado argentino financiará la logística de las fuerzas militares estadounidenses en bases navales estratégicas. La decisión, tildada de “cipaya”, reaviva el debate sobre la soberanía y el alineamiento con Washington.
En una decisión que generó fuertes críticas políticas, el Gobierno de Javier Milei destinará más de 60 millones de pesos de fondos públicos para cubrir los gastos de alojamiento y logística de tropas de los Estados Unidos que se desplegarán en tres bases navales estratégicas de Argentina.
La polémica medida, confirmada por un documento oficial al que accedió el portal En Orsai, establece que la Armada Argentina financiará con su propio presupuesto la presencia de las fuerzas estadounidenses en Mar del Plata, Puerto Belgrano y Ushuaia, puntos clave para el control del Mar Argentino y el acceso a la Antártida.
La noticia estalla en un contexto de severos recortes presupuestarios en educación, ciencia y en el propio sector de la defensa nacional, donde se registran salarios congelados y proyectos paralizados. Esta contradicción fue señalada por voces opositoras y analistas, quienes calificaron el desembolso como un acto de “subordinación” y “cipayismo”.
El operativo, enmarcado en ejercicios de “entrenamiento conjunto”, busca -según el documento- “intercambiar procedimientos y tácticas”. Sin embargo, críticos señalan que en la práctica, Argentina paga por el “aporte doctrinario” de una potencia con un historial de intervenciones en la región, mientras asume un rol de aprendiz.
“Que el Estado argentino pague la estadía de las fuerzas estadounidenses es más que un gesto diplomático: es una decisión política que expone un modelo de país subordinado”, se argumenta desde sectores críticos. La inclusión de Ushuaia, puerta de entrada a la Antártida, es vista especialmente como un gesto de alto valor geopolítico que cede control sobre una zona estratégica.
Esta acción se enmarca en la línea de alineamiento absoluto del gobierno de Milei con la política exterior de Washington, que incluye el respaldo a la OTAN, el distanciamiento de bloques como los BRICS y un relajamiento en el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas.
Hasta el momento, el Ministerio de Defensa no se ha expedido oficialmente para explicar la contradicción entre el ajuste interno y este desembolso para fuerzas extranjeras, profundizando la controversia.