Opacidad en las reservas: el BCRA se niega a informar el destino y costo del oro trasladado

La Auditoría General de la Nación denuncia que el Banco Central no responde sobre el paradero, rendimiento y costos del oro de las reservas. Hermetismo oficial sobre un activo clave valuado en miles de millones de dólares.


El hermetismo del Banco Central (BCRA) sobre el destino de una parte de las reservas internacionales en oro se ha convertido en un nuevo foco de incertidumbre financiera e institucional. A más de un año del misterioso traslado del metal precioso, el organismo que conduce Santiago Bausili incumple su promesa de brindar información a la Auditoría General de la Nación (AGN), profundizando las sospechas sobre el uso de este activo de última reserva.

Según confirmaron fuentes de la AGN a este medio, el BCRA omitió responder los requerimientos clave sobre la operación: la ubicación exacta del oro, los rendimientos financieros que genera en su nueva ubicación y los costos operativos del traslado. Incluso, se habría entorpecido el acceso a la documentación respaldatoria, incumpliendo el compromiso público asumido en septiembre de 2024.

“Están escondiendo algo y nadie sabe por qué”, advirtieron desde el organismo de control. La falta de transparencia alimenta las hipótesis en el mercado financiero sobre si el oro fue utilizado como garantía para operaciones de swap o préstamos que el Gobierno prefiere no divulgar, o si fue movilizado para obtener liquidez en dólares de corto plazo sin informarlo al mercado.

En un contexto de crisis de reservas líquidas y presión sobre el tipo de cambio, la opacidad alrededor de un activo de este calibre –valuado en miles de millones de dólares– es crítica. Las reservas de oro son consideradas el respaldo más sólido de un país, y su manejo opaco genera dudas sobre la veracidad de los datos de solvencia que presenta el BCRA y sobre la existencia de pasivos contingentes no declarados.

Mientras el Ministerio de Economía y la presidencia del BCRA mantienen un silencio absoluto, la situación no solo preocupa a la oposición política, sino también a los analistas económicos y mercados, que ven en este secretismo un factor adicional de riesgo para la ya frágil situación financiera argentina.

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